miércoles, 7 de septiembre de 2011

hasta el amanecer

El único engaño de la vida son las promesas. Todas y cada una de esas cosas que nos encanta oír y nos cuesta decir. "Siempre". "Nada nos separará". "Toda la vida". "Hasta el fin del mundo". Moñerías, gilipoyeces, y nada que a la larga esté asegurado que se vaya a cumplir. Me gustaría poder disfrutar cada minuto sin sentir esa necesidad de que dure hasta mañana. Olvidar que va  a pasar el tiempo y se va a ir apagando. O que se va a ir perdiendo todo. Que después ya nada será lo mismo. No. No quiero más mañanas. Quiero disfrutar un día de risas sin que se me pase por la mente si seguiran ahí mañana. Quiero saltar, bailar, beber...Quiero besar, besar cada día como si fuera el último, porque alomejor lo es, pero eso no lo vamos a pensar ¿vale?. Vamos a dejar las promesas aparte. Olvidalas. Cogelas todas y tiralas. Sí, tíralas todas. Y ahora, poco a poco, demuestramelo, empezando por hoy...sin mañana.

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