jueves, 1 de marzo de 2012
Me persigue tu olor, ese jodido olor que tiene impregnado todo el colegio. Me persigue todo lo que sé de ti. Saber que siempre pedías lo mismo que yo en el mac, que adorabas los chicles de fresa y tu boca siempre sabía así. Que cuando estás mal te gusta salir corriendo y perderte entre la marea. Llorar sin miedo al que dirán. Darle porrazos a la pared y acabar bailando. Que es lo primero para ti. Que cuando estás increiblemente feliz, te vuelves loco, saltas, chillas, te mueves y eres un puto torbellino que contagia a todo el mundo con tu risa. Sí, tu risa, esa facilidad que tienes para reirte por todo lo que hago, bueno hacia. Y de repetirme mis tonterias a cada minuto. Que te encanta ponerle caras raras a la gente, doblar la cabeza y asomar una media sonrisa cuando ciertas personas pasan por tu lado para sacarles una sonrisa. Sé que no soportas a la gente llorar, ves una lágrima y acabas contagiado por la tristeza de los demás, empatía. Y podría seguir, seguir con tus manos siempre calentitas, tu forma de fardar de tus músculos, tu forma disimulada de mirarme solo para que lo note, tu manera de volverte loco cuando te hago cosquillas, esas que tienes en todas las partes de tu cuerpo, esos ataques de niño que te dan a veces, tu forma de hablar como si tuvieras 5 años, o tu manera de hacerme creer que me vas a estornudar. Lo que yo no entiendo es si sé todo esto ¿como coño sigo preguntandome que tienes en la cabeza si se supone que te conozco también? Como no vi venir todo esto.
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